El melasma es una patología consistente en la aparición progresiva de manchas en la zona facial (frente, mejillas, área del bigote). Aunque es más común en mujeres, puede afectar también a los hombres. Suele aparecer a partir de los 30-35 años, a veces desencadenado por la toma de anticonceptivos o el embarazo, pero en muchas otras ocasiones no encontramos una explicación del por qué ha aparecido en un determinado momento. Se sabe que hay factores genéticos, hormonales y vasculares implicados, sobre los cuales poco podemos hacer a día de hoy, y también que la exposición solar es el principal desencadenante (sobre el cual sí podemos y debemos actuar).
TRATAMIENTOS
Los tratamientos deben personalizarse según edad, época del año, hábitos de exposición solar, deseo de embarazo, enfermedades existentes o toma fármacos, entre otros.
Simplificándolo mucho, se pueden dividir en tratamientos tópicos (fórmulas despigmentantes, peelings), dispositivos lumínicos (láseres), mesoterapia (fármacos inyectados directamente en las zonas afectadas) y orales. Generalmente empezamos por tratamiento tópico junto con mesoterapia y el uso de algunos láseres y, si no se obtiene la mejoría esperada y no hay contraindicación para ello, instauramos tratamiento oral.
Con esto se suele mejorar mucho, incluso resolverse por completo, pero el melasma tiene tendencia a recidivar, por lo que habrá que hacer tratamientos de mantenimiento y protegerse del sol todo el año (y no solo la cara, todo el cuerpo), ya que si no, lo normal es que vuelvan a aparecer poco a poco las manchas.
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