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Introducción

Por qué tratar las cicatrices

Algunas cicatrices pueden suponer un importante problema estético (cicatrices profundas de acné), limitar la movilidad (si están sobre las articulaciones), e incluso producir síntomas molestos, como el picor de un queloide que está creciendo. Ninguna técnica es capaz de eliminar las cicatrices por completo, la combinación de distintos tratamientos puede conseguir resultados muy satisfactorios desde un punto de vista estético, funcional y sintomático.

¿Cuándo tratarlas?

Cuanto antes, mejor. Ya tenemos evidencia suficiente y disponemos de los dispositivos y procedimientos necesarios para poder “guiar” el proceso de cicatrización según nos convenga, disminuyendo, por ejemplo, la formación de nuevos vasos sanguíneos con láser vascular, o remodelando el colágeno con láseres fraccionados. Además, las infiltraciones de fármacos nos permitirán prevenir el desarrollo de cicatrices hipertróficas y queloides, o nos ayudarán a aplanarlas una vez ya se han formado.

Tipos de cicatrices

Aunque hay distintas maneras de clasificar las cicatrices, la que más nos suele interesar es la que nos informa de si hay un exceso o defecto de tejido.

Atróficas: por disminución de colágeno y fibras elásticas. Un ejemplo son las cicatrices de acné que afectan a la cara, o las producidas por la varicela. Dentro de estas también hay varios tipos según sus límites, tamaño y profundidad.

Hipertróficas: hay un “exceso” de tejido cicatrizal, la cicatriz tiene volumen, pero sin sobrepasar los límites de la herida o lesión que la originó.

Queloides: la cicatriz sobrepasa los límites de la herida o lesión inicial. Suelen aparecer en zonas de tensión como el pecho, la espalda y los hombros, y en individuos con predisposición genética.

El mejor tratamiento es la combinación de técnicas

En el caso de las cicatrices atróficas (hundidas), el objetivo principal es aumentar la fabricación de colágeno para “igualar” el nivel de la piel. Para ello utilizamos láseres fraccionados ablativos (CO2) y no ablativos (Erbio, Tulio…). Son tratamientos eficaces pero lentos. Tras una única sesión las cicatrices continuarán mejorando durante meses.

En el caso de las cicatrices hipertróficas y los queloides los objetivos principales son el aplanamiento de la cicatriz, la mejoría del color (pueden ser rojas o  estar pigmentadas) y la textura y la desaparición de los síntomas asociados (picor, dolor…). Para ello empleamos, generalmente en la misma sesión, distintas herramientas, cada una de las cuales sirve para una cosa: láseres vasculares para el color, crioterapia para aplanarlas, infiltración de fármacos para evitar las recidivas y mejorar los síntomas y láseres fraccionados para mejorar la textura.

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